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"El equipo de derechos humanos logró desplegarse hacia todos los escenarios de Palmira"

Comité de DDHH municipal Palmira, Valle del Cauca

Testimonio Colectivo



Desde el 28 de abril del 2021 se empezaron a generar acciones de represión frente a la movilización social en Palmira. El equipo de derechos humanos logró desplegarse hacia todos los escenarios del municipio de Palmira y acompañar los puntos en donde la ciudadanía estaba desarrollando diferentes ejercicios de protesta. La cantidad de gente en las calles desbordaba la capacidad de cuidado que el equipo podría generar en muchos sentidos. Esto pudo ser una de las razones por las cuales los defensores y las defensoras de derechos humanos vivieron tantas violencias, incluso dentro de las mismas manifestaciones, entendiendo las violencias como actos de dominación o imposición que atraviesan distintos escenarios: simbólicos, corporales, políticos, psicológicos, etc.


Producto de los ánimos y tensiones en el momento del Paro Nacional, que tenían sus raíces en cientos de años de conflictividad que nunca se han resuelto ni desescalado en la historia de Colombia y con particularidades en el suroccidente colombiano, el uso extralimitado de las fuerzas públicas, la ignorancia de la Administración Municipal, la falta de formación o conocimiento de las dinámicas políticas y la incapacidad de diálogo por parte de la ciudadanía es solo una pequeña parte del abono que permitió desarrollar la movilización social más violenta en la historia actual de Colombia.


En medio de las vicisitudes del contexto, de los espacios de formación de la comunidad, del acompañamiento barrial, de las ollas comunitarias, de las personas saliendo a las calles, de los muros pintados y de la música, el arte y la cultura siendo protagonistas políticos de las movilizaciones, se encontraban los defensores de derechos humanos, quienes al son de un chaleco de dril y una libreta de apuntes, recorrían las calles en bicicleta, a pie o, cuando hubo gasolina, en moto, sin ningún tipo de protección ni blindaje. Estuvieron evaluando que las actividades frente a sus ojos no invalidaran la humanidad de nadie, corriendo tras heridos para buscar quien les curara las heridas e interviniendo en capturas irregulares y en conflictividades entre varios actores. Todo esto trajo más carga laboral y una “tensa-calma” que atrofiaba sus horas de descanso. También, en el plano psicológico, los defensores sobrepasaron en todo momento sus propias condiciones de autocuidado por ponerse en función de las necesidades del momento de la movilización. En ese sentido, la primera vulneración es en materia de salud mental, pues en un panorama donde no se tiene el control de nada, es muy complejo generar acciones de cuidado a las comunidades, muchos menos hacia sí mismos.


Sin embargo, los miembros del comité de Derechos Humanos de Palmira, lo hicieron; saltaban sus horas de comida, de descanso, dejaron atrás incluso sus actividades laborales, por rodear y acompañar el ejercicio ciudadano en defensa de un mejor vivir. Nunca hubo un momento para parar y reflexionar sobre el daño que el momento histórico nos hacía internamente. Solo había tiempo para resolver lo que ni siquiera se podía resolver: el síntoma de una gran enfermedad que hacía metástasis en el departamento del Valle del Cauca, pero las enfermedades no se curan atacando los síntomas. Se curan atacando la raíz de la enfermedad o la misma infección.


Hoy el comité de Derechos Humanos de Palmira no ha tenido ni tendrá la posibilidad de olvidar los mejores y los peores momentos que se tejieron alrededor de lo que se concibió como el “Estallido Social”.


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